domingo, 30 de octubre de 2011

Cosas que pasan

Este viernes en el cole han celebrado Halloween. Yo he estado en Valencia por trabajo de lunes a jueves, así que poco o nada de tiempo de preparar el disfraz para mi lechón. En un alarde de originalidad le he vestido de Spyderman, y yo que creía que habría al menos cinco niños con el mismo disfraz (17,90€ en H&M), pero ni uno oye... Resulta que en Halloween hay que disfrazarse de muertos vivientes, vampiros y demás... ¡y yo sin enterarme! Hay que ver lo obedientes que somos a veces los españoles. Y los americanos, culpables de la creación de la fiesta temática en torno a lo malvado, se disfrazan de lo que les dá la gana y se quedan tan anchos.


La semana pasada, Eta anunció el final del terrorismo con la misma patética y aterradora escenografía que viene utilizando en sus comunicados desde que tengo memoria. Un gigantesco suspiro de alivio se escuchó en nuestro país. Me alegra saber que en el futuro el terrorismo será solo un mal recuerdo para España.

Manuel está aprendiendo las letras a toda velocidad. Cada letra se asocia al nombre de una persona, y así la M es "su letra", la A es "mi letra", la P es la de papi, la E la de Elena, la N la de la Nana y así sucesivamente... Tiene un bonito cacao mental porque en el cole aprenden las letras en inglés, de manera que la W se llama "vaveyiu", y la "C" es, alternativamente "ce" y "si"... Cosas del bilingüiismo.

Empieza la campaña electoral para las elecciones del 20 de Noviembre en las que con casi toda seguridad, arrasará el PP. Hoy cuando iba a comprar el periódico me han parado para presentarme el programa de UPyD. Me gusta esa forma tan cercana de comunicar, y el programa me convence. A ver si no lo estropean en la campaña. Por cierto, que el papá ejemplar está convocado a cumplir su deber ciudadano como miembro de una mesa electoral... a las ocho de la mañana... con lo que le gusta madrugar al pobre.

Por fín llegó el Otoño que tanto se ha hecho esperar este año. Con el cambio de estación pienso en otros que se avecinan. Y también miro al pasado con cierta nostalgia, acordándome de nuestro último Halloween en Bali. Octubre y Noviembre siempre han sido para mí meses un poco tristes, apagados. Días cortos y lluviosos en los que apetece recogerse bajo una manta y decir aquello de "no estoy para nadie"... ¡Quien pudiera!

lunes, 17 de octubre de 2011

Escena en el AVE

Mamá en viaje de trabajo al teléfono: no sé si el iphone o la blackberry porque en un alarde de poderío tecnológico ella tiene los dos. Sujeta el teléfono con una mano mientras se muerde con ansiedad las uñas de la otra.

Al otro lado, su madre le dice, enfurruñada, "yo no digo nada" pero "yo ya estaría en urgencias". Pues eso, que "mejor no dices nada, y para tranquilizar no tienes precio".
De fondo los llantos de su hijo de tres años con 39 de fiebre, y ella casi alcanza a oler el humo que sale por las orejas del papá ejemplar que trata de lidiar con un pqueño malito y quejoso y, al tiempo, no se qué es peor, con una suegra a la que le cuesta horrores permanecer en segundo plano.

Entre la conversación con padre ejemplar agobiado perdido y otras entrecortadas con abuela protagonista al borde del ataque de nervios, mamá en viaje de trabajo contesta mails q le ayudan a evadirse, pero no puede evitar mirar con demasiada frecuencia la pantalla en el vagón del Ave q le recuerda q se esta alejando de su lechón a 274 km\h. Habla incluso con el niño, pero sólo unos segundos, y no puede evitar avergonzarse por su repentino tono ñoño ante el resto de viajeros, que dejan por un momento sus iphones y blackberrys para mirar asombrados a la mamá viajera.

El sentimiento de culpa le taladra y se fustiga recordando las palabras de su pequeño aquella misma mañana: mami no te vayaaaasss!
Qué más quisiera ella q quedarse: viajar llevando solo el cuerpo y dejando el corazon en casa es la mar de desagradable.

jueves, 13 de octubre de 2011

El karma y los ronquidos


A veces pienso que el karma me persigue. Toda la vida quise tener una niña, o unas cuantas, y a cambio tengo el niño más intrépido del parque, y por consiguiente el más sucio y desaliñado. Odio el fútbol y tengo un pequeño que chuta el balón de maravilla casi desde que empezó a andar. Se vuelve loco por los coches o cualquier vehículo a motor y ya empieza a distinguir sin problemas algunas marcas. Vamos, que es un chico con gustos bastante masculinos, excepto una pequeña desviación hacia los cosméticos que quedó bién explicada en este post. ¡Y ahora resulta que también ronca! Sí, mi lechón de tres añitos, tan suave y delicado, que aún se acurruca en mi pecho cuando se hace daño, que me pregunta por las noches si nos casamos y me dice que soy una princesa... Ese pequeñajo que me ha robado el corazón... resulta que RONCA COMO UN CAMIONERO!

Ironías de la vida. Una que se ha llenado la boca diciendo "yo nunca me casaría con un hombre que ronque", o "desde luego lo que hay que oir, pues que se opere, yo desde luego me divorcio", y también "si ronca tanto seguro que lo hace a posta"... Lindezas como ésta han salido de mi boquita... Y parece que alguna deidad traviesa, y seguramente roncadora también, se ha ofendido y se está divirtiendo a mi costa. Se debe reír de lo lindo esas noches en las que mi lechón se despierta asustado y dice aquello de "quiero ir a la cama de papi y mami" y yo me echo a temblar. Mientras él tarda cinco minutos en volver a dormirse a pierna suelta, y a pleno pulmón....  yo he de conformarme con abrazarle con ternura, olerle y sentir su pequeño cuerpecito a mi lado. Porque dormir, lo que es dormir, ya no hay quien duerma con semejante concierto.
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