jueves, 27 de noviembre de 2008

Socorro: las fotos nos invaden

Fotos y más fotos. Desde que nació Manuel, tengo la sensación de que las fotos nos invaden. David es fotógrafo, de manera que imaginaos la cantidad de fotos que puede llegar a tener en el ordenador: desde fotos artísticas a fotos de viajes, pasando por las fotos de trabajo. Además, nos encanta viajar, y cada vez que lo hacemos, nuestro único souvenir son montones de fotos del lugar de destino, que yo me ocupo de clasificar y, cuando tengo tiempo, procuro organizarlas, seleccionarlas e imprimirlas en uno de esos álbumes de fotoprix que quedan tan bonitos. Además, yo me he contagiado de la pasión por la fotografía de David, y hago mis pinitos con una nueva cámara Lumix que tiene un montón de prestaciones que aún no sé como utilizar y que me hace sentir algo absurda. Por supuesto y como todos los papás novatos, a Manuel le hacemos fotos sin parar. Es importante inmortalizarlo todo: el primer cambio de pañal, la primera sonrisa, la primera vez que sujetó el bibe, la primera papilla, y un larguísimo etcétera. En esta vorágine de instantáneas, me doy cuenta de que la fotografía digital tiene muchísimas ventajas pero a la larga da más trabajo que la analógica. Hace unos años, tú te comprabas un carrete estupendo, le hacías fotos a tu precioso bebé en todas y cada una de sus graciosas muecas, llevabas a revelar dicho carrete, colocabas las fotos en un álbum, y ya está. Ahora, y más desde que Manuel llegó a nuestras vidas, el proceso se alarga mucho, sobretodo si eres algo maniática del orden como es mi caso. Es más o menos así:

1. Hacemos fotos compulsivamente, al niño le tenemos realmente frito, tanto que ya le encanta la cámara. Con esto de que es "gratis" -no nos engañemos, en realidad lo único que nos ahorramos es el carrete y no recuerdo que fueran tan caros-, hacemos trescientas fotos "por si acaso" y el resultado es que tenemos la misma imagen cinco veces "por si acaso", ¡viva la espontaneidad!

2. Descargar las fotos en el ordenador. Vengo haciéndolo una vez a la semana porque de lo contrario el volumen es tal que me bloqueo, además de que la tarjeta de memoria no da para más. Sacar tiempo para ésto empieza a ser realmente complicado porque después viene el siguiente paso...

3. Eliminar las que son rematadamente malas y elegir, de entre las 250 de la semana, las más potables para conservar. Tarea ardua y complicada que me lleva a pensar seriamente en recuperar mi cámara analógica.
4. El último paso me tiene en un sinvivir: ¿Imprimir? ¿Guardarlas en el ordenador para verlas en la tele? No sé, yo soy bastante clásica y me gusta tener las fotos en papel. Si las dejo en el ordenador son solo un montón de archivos jpg. Si las imprimo, son mis recuerdos. No puedo evitar sentir algo de angustia por una posible y catastrófica pérdida si un buen día este cacharro decide despertarse de mal humor y decirme que mis archivos tienen "errores fatales" o cosas así. Si, ya sé que existe algo llamado copias de seguridad para esos casos, ¿pero quién me dice que esas copias de seguridad no se estropean? Sé que no es demasiado racional...

Las fotos de Manuel están organizadas por meses: primer mes, segundo mes, tercer mes... y por ahora las imprimo prácticamente todas (una vez realizada la selección que he comentado en el punto 3). Si sigo así, en aproximadamente un año tendremos que mudarnos a un piso más grande o alquilar un trastero para los álbumes...

El otro día le estuvimos haciendo fotos comiendose los pies. Está graciosísimo, parece un contorsionista.

Seguimos con una pequeña batalla diaria para que se tome la papilla de frutas. Había empezado a tolerarla mejor, pero ayer y hoy no ha querido tomar prácticamente nada. Puede que sea porque anteayer se produjo un gran hito en su desarrollo: ¡sus dos primeros dientes! Me hizo muchísima ilusión cuando me dí cuenta de que ya le asoman dos pequeñas protuberancias blancas en el centro de la mandíbula inferior. Está bastante protestón, se pasa horas tocándoselos con la lengua, debe de notar algo extraño a lo que no está acostumbrado, y se lleva todo a la boca con auténtica desesperación.
Aún así, no nos podemos quejar porque es un sol de bebé. Es tranquilo, risueño, simpático... Me alegra el corazón cuando llego a casa del trabajo y dá un saltito de contento. Luego, la tarde me la paso haciéndole monerías y me llena de felicidad cuando escucho su risa contagiosa. Cuando tengo cosas que hacer, no le importa estar en la hamaquita un buen rato. Lo que no quiere bajo ningún concepto es que le dejen solo. Le gusta ver y oir jaleo a su alrededor, y me sigue con la mirada mientras cocino, o mientras me estoy arreglando en el baño, como si no quisiera perderse nada. Le encanta que le canten y que le hagan los cinco lobitos, y ya quiere alcanzarlo todo, tanto que a veces mueve el bracito arriba y abajo como un guardia de tráfico y nos partimos de risa. La tele le fascina, y si está encendida, no hace caso a nada más, así que procuro ponerle de espaldas para que no la vea... Aunque últimamente esto tampoco funciona.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Primera Papilla: Manuel 1-Mamá 0

El post que publico a continuación lo escribí el martes pero no he podido colgarlo hasta ahora porque no teníamos internet estos días. Las obras de la fachada de mi edificio impide que podamos coger la señal wifi cortesía de nuestros vecinos y amigos, Rut y Sergio (de quienes hablaré en otro post que tengo en la cabeza)

Martes, 18 de noviembre:

Hoy le he dado a Manuel su primera papilla. Bueno, en realidad lo he intentado, porque se ha tomado aproximadamente tres cucharadas y media. El resto se ha quedado en el babero, en su cara y, claro está, en su nuevo y flamante recipiente con dibujos de muñequitos. Según el papelito que me dio la pediatra, la papilla de frutas se incorpora a los cinco meses y medio, y se empieza por el zumo de una naranja y medio plátano, para después ir incorporando otras frutas a razón de una por semana (primero la manzana, después la pera… etc). Pues bien, la primera papilla no le ha gustado nada y después de media hora de infructuosos intentos con la cuchara le he preparado un biberón que se ha zampado en tres minutos. Mañana probaremos de nuevo.
Mi madre opina que estas modernidades de hoy en día son una bobada. Dice que, "de toda la vida", la papilla de frutas se ha preparado, desde el primer día, con plátano, naranja, manzana y galleta María, y que así a los niños les encanta. Además, me ha confesado que a Manuel le gustan mucho las galletas de María porque las ha probado este fin de semana en su casa. Mírala, dándole galletas al niño sin mi consentimiento!! ¡Cómo se atreve! Lo cierto es que probablemente tenga razón y ahora nos pasamos de estrictos con lo de la alimentación, pero cualquiera se atreve a llevarle la contraria al pediatra. Desde luego, no será esta mamá novata la primera en hacerlo.

Hablando de mi madre, creo que merece que le dedique este post, y seguramente muchos otros. Desde que nació Manuel cada día siento lo mucho que la necesito, y hasta qué punto está siempre ahí para mí y, ahora, para nosotros. Cuando valoro y cuando menosprecio sus favores, cuando le pido ayuda y cuando intento, testaruda como una mula, arreglármelas sola… La palabra SIEMPRE cobra un sentido distinto si se refiere a mi madre. Ella es capaz de adivinar lo que yo aún no sé que necesitaré mañana, va diez pasos por delante, puede hacer mil recados, cambiar cien citas, resolver cincuenta cosas a la vez para hacerme la vida fácil. Es una SUPERMUJER, que se ocupa de hacer feliz a los que le rodean y que además sabe poner una nota de belleza a su alrededor. Si estás invitado a casa de mi madre a comer, eres un privilegiado. Y no sólo porque cocine, como buena gallega, de maravilla, sino porque todo lo que rodea a ese almuerzo está cuidado y pensado al mínimo detalle. La mesa estará puesta como para una foto de la mejor revista de decoración. La vajilla, la cristalería, las servilletas y los manteles, el centro de mesa…. todo seleccionado y conjuntado con un gusto exquisito. Además, se habrá acordado, por ejemplo, de que prefieres las fresas con zumo de naranja en lugar de con nata, y preparará una jarrita aparte para que todo esté a tu gusto, o hará tres tipos de salsa diferente para agradar a todos... Es la perfecta anfitriona. Pero lo más increible es que ella hace que parezca sencillo, natural, nada forzado.
Con Manuel es una abuela divertida y entregada. A él se le ilumina la cara cuando la ve, y creo que serán buenos amigos. Espero que Manuel aprenda de su abuela Concha tantas cosas… a pensar siempre en los demás, a ser detallista, a mirar más allá de lo que se ve o de lo que se dice, a no conformarse con salir del paso, a buscar la perfección, y, muchas veces, a conseguirla.
P.D: quiero aclarar que este post no tiene nada que ver con que Manuel se haya quedado en casa de su abuela Concha este fin de semana para que nosotros pudiéramos disfrutar de un idílico fin de semana en Praga. Gracias mamá, pero no es por peloteo. Que conste.

Hoy:
Releyendo el post, me parece que da la impresión de que mi madre solo es buena en lo de recibir en casa. Pero no, es buena en muchas más cosas. Acabo de pasar por su casa para que me prestara un chaquetón, un bolso y unos zapatos para la fiesta de Marie Claire a la que voy esta noche. Su armario es una mina, tiene de todo, mucho mejor que ir de compras, y ella me lo presta con una sonrisa y no se enfada si se lo devuelvo de cualquier manera. Lo dicho, una supermujer y una supermadre. Como dice mi querida "tía" mexicana Alda, "soy una suertuda".

domingo, 9 de noviembre de 2008

Domingos al sol

Madrid tiene cosas maravillosas. De pronto, un día de noviembre, te regala un sol resplandenciente, con esa luz especial que solo he visto aquí, en esta ciudad que muchas veces es tan hostil, pero que a la vez no pierde nunca su alegría. El domingo fue uno de esos días en los que los madrileños salen a la calle en tropel a dejarse bañar por ese sol y esa luz que alegra el corazón.
Una de las cosas que me gustan de tener a Manuel es que ahora no nos perdemos ninguno de esos días. Lo cierto es que antes pasábamos los domingos por la mañana en la cama tras una noche de sábado movidita. ¡Qué tiempos! Ahora, como el lechón nos obliga a madrugar, damos un paseo por el río y vivimos la mañana del domingo en todo su esplendor, con periódico y aperitivo al solecito. Es una auténtica gozada.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Yes we can


El martes fue un día histórico. Por primera vez, un hombre de raza negra fue elegido presidente de la nación más poderosa de la tierra. En palabras de Gabilondo "un hombre de color negro". ¿No suena un poco raro? Hombres de color negro, de color rojo, de color verde... Mmmmm, no sé con cuál quedarme... Hay que perdonar el lapsus de Iñaki dijo semejante sandez a eso de las cinco de la madrugada después de horas en directo. Me hace feliz que Manuel vaya a vivir en un mundo que permite que los negros lleguen tan lejos. Y además, por poner una nota frívola, me encanta que los americanos hayan elegido como presidente a un hombre tan guapo. ¡Es un cañón! Ya que va a ocupar tantas horas en los informativos, al menos que me alegre la vista.

Aún así, no me engaño y sé que Obama es un poco como Sidney Poitier en la mítica película "Adivina quién viene a cenar esta noche", donde Spencer Tracy y Katherine Hepburn observan horrorizados como su hijita adorada, educada en los mejores colegios, decide casarse con un negro al que finalmente acogen en la familia porque es el paradigma del buen yerno en todos los aspectos: educado, universitario, de buena familia, trabajador y hasta guapo. Obama es negro pero no ejerce, y además pertenece a la "high society" de Chicago. Vamos, que no creció en un barrio obrero de Detroit...

Los analistas se preguntan ¿Qué hubiera pasado en España? No creo que aquí sea factible que alguien de cualquier color pueda llegar, ya no digo a Moncloa, no creo que pueda llegar ni a Ministro, ni a subsecretario ni a nada de nada. Bastante que las mujeres han empezado hace bien poquito a ocupar puestos de relevancia en el Gobierno.

Hoy Manuel ha abandonado el maxi cosi y ha estrenado la sillita. Está tan grande que se le veía algo incómodo. El cambio no le ha sentado del todo bién. Hemos ido a comer fuera y no ha parado de protestar salvo cuando le teníamos en brazos. Ha dado otro pequeño salto esta semana y ya parece que no se duerme en cualquier sitio y demanda más atención. Tenemos que empezar a andarnos con ojo porque ya lo quiere alcanzar todo, y ese todo incluye cuchillos, velas encendidas… Parece que los niños tienen un imán para el peligro. De todas formas no me quejo porque se sigue portando muy bién. Ahora mismo le tengo en brazos mientras escribo y está tan tranquilo mirando la pantalla del ordenador, que le encanta. Eso sí, cada día que pasa se va convirtiendo en un pequeño terremoto. Lo que nos espera!

lunes, 3 de noviembre de 2008

Cumpleaños, Sorolla y sin coche

Hace siglos que no escribo. Desde que volví a trabajar estoy bastante más ocupada y es difícil sacar tiempo para el blog. Y eso que lo de salir a las cuatro es un auténtico chollo. Tengo mucho tiempo para jugar con Manuel, intento sacarle a pasear, si no llueve, aunque solo sea un ratito, y nos tiramos en la alfombra a jugar un buen rato todas tardes. A él le encanta y yo me lo paso bomba viendo como se ríe. Después, sobre las ocho y media, le baño, bibe y a dormir, y casi siempre se duerme sin protestar demasiado porque está agotado de tanta juerga. Ya tiene cinco meses, así que hace unos días empezamos a darle cereales. Le encantan. En palabras de David, cuando termina el bibe "parece que se ha comido al canario" por la cara de satisfacción que se le queda. Además, cada día es más curioso y se fija en todo. Ha descubierto sus pies, se los agarra constantemente y hasta se los lleva a la boca en posturas imposibles. También le divierte mucho romper revistas, y en casa no nos faltan. Ya se queda sentadito apoyándose sobre las manos durante unos segundos, aunque enseguida se cae hacia los lados.




Ayer fue el cumple de su papá, que sigue siendo la persona favorita de Manuel, y se ríe con él a carcajadas. Lo celebramos la noche del sábado tomando copas con los amigos en Guilligan's, el bar de Fito, y lo pasamos genial. Manuel se quedó con su abuela Mari y se portó de maravilla. Aquí foto del peque con su papá, que ya tiene 38, aunque nadie lo diría...


La semana pasada, Manuel visitó por primera vez un museo. Como no habíamos salido el sábado, el domingo por la mañana decidimos hacer algo diferente y nos fuimos al Museo Sorolla a dar una vuelta. La verdad es que fue muy buena idea, es un sitio precioso. Tanto la colección de cuadros como la casa en sí, un palacete en el barrio de Chamberí donde vivió el pintor con su familia, y que es una preciosidad. Estas fotos están hechas allí.




Por lo demás, la semana fue algo accidentada. El miércoles pasado, a un gracioso se le ocurrió la feliz idea de quemar un contenedor, y con él mi coche, que por desgracia estaba aparcado al ladito. Así que me he quedado sin mi lancia, que era viejo pero funcionaba y me llevaba a los sitios, que es de lo que se trata. Ahora, a ver qué miseria me da el seguro... y a comprarme un coche nuevo. Lo cierto es que no me hace nada de ilusión, pero lo necesito. Los coches no son lo mío, personalmente prefiero gastármelo en bolsos y zapatos, que me sientan mucho mejor...
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