Desde que volvimos de Bali vamos un poco a contracorriente. Bueno, en realidad vamos a contracorriente casi desde siempre, pero eso es otra historia. Ahora, mientras otros niños celebran sus fiestas de fin de curso y dedican sus horas a bañarse en la piscina, amodorrarse frente a la tele, o jugar con sus primitos, Manuel ha empezado en lo que hemos dado en llamar “cole de mayores”. En realidad es un campamento de verano en inglés, por aquello de que no pierda su “spikinglis”, pero tiene lugar en el mismo cole al que va a acudir en septiembre. A él le hemos dicho que esto ya es el cole de mayores para que vaya acostumbrándose, y parece que le gusta bastante. Es una escuela infantil que funciona como guardería y hasta los seis años. Toda la enseñanza es en inglés y tienen un sistema británico con un montón de ventajas pedagógicas la mar de convincentes. Podría contároslas, si las recordara, pero lo cierto es que lo único que se me quedó grabado es que me gustó el entorno, un chalet con jardín pero sin lujos en la zona norte de Madrid, y que me gustó ver que tienen dos profesoras para grupos de cinco o seis niños, y que en general a los niños pequeños se les trata como tales, y no como si de repente llegados los tres años, ¡que es edad escolar ya!, se hubieran convertido en preadolescentes repentinamente.
Por ahora la adaptación ha ido muy bién. El primer día, como era de esperar, lloró desesperadamente, pero ya desde el tercero se acabaron los llantos, y ahora, que ya está terminando su segunda semana, entra todos los días la mar de contento. Me cuenta cosas inconexas, como “mami, hoy había una pieza muuuuuuy difícil”, o, "sabes que hay un niño que se llama Luis?”, y le digo yo "cómo es, ¿más grande o más pequeño?”, “mmmmm, yo creo que más pequeño y más grande” . Según su profesora, le cuesta mucho obedecer y seguir las rutinas del grupo. Eso de, “ahora toca estar atento”, “ahora no se juega” no es para él… Le gusta mucho ir por libre y poco que le impongan las cosas. Aunque sea difícil de llevar, a mí me gusta que tenga esa personalidad, porque al fin y al cabo es igualito que yo. Por lo visto lo va haciendo cada día mejor, y también en casa notamos los buenos hábitos aprendidos en el cole. Obedece más, está de muy buen humor, y empieza a entender que hay momentos para todo, y que hay algunas obligaciones que tiene que asumir para que todo vaya mejor en casa. Los primeros días preguntaba mucho por sus amiguitos de Bali, y se notaba que les encontraba a faltar en el cole. Ahora ya casi no pregunta, y me dice su profesora que tiene un amigo con el que ha congeniado muy bien. Me apena un poquito que se olvide de Bali tan pronto, pero supongo que es lo que toca.
1 comentario:
Qué bien tener una opción así!! Encontrar un cole a gusto de los padres es muy importante, si Manuel ya está adaptado eso que adelanta de cara al nuevo curso... Feliz verano, Alejandra!!
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