martes, 31 de marzo de 2009

Diez meses

¡Qué vértigo! Madre mía, ayer Manuel cumplió diez meses. Faltan sólo dos para su primer añito. Y digo vértigo, porque estoy horrorizada al ver como está volando el tiempo desde que nació. ¿Sabe alguien cómo hacer para pararlo? No quiero que pase tan rápido. Me encantaría poder darle a alguna tecla que deje a mi bebé exactamente como está ahora durante, al menos, un añito más, ¿es tanto pedir? Además, me falta tiempo para darme cuenta de una pequeña proeza.... y ya empieza con la siguiente!
Desde que empezó a gatear ha sido un no parar.
Ya se pone de pié agarrándose a casi cualquier cosa, y trata de desplazarse cambiando el punto de apoyo, con una pericia a toda prueba: de la butaca al mueble de la tele/ del mueble de la tele a la silla/ de la silla al puf/ del puf a la mesa de centro/ de la mesa de centro al sofá... etc, etc... Y sabe lo que se hace, no corre riesgos... Podría pasar horas observándole en esos momentos. Antes de cada uno de los movimientos se le ve concentrado, con la cara agarrotada por la incertidumbre. Pensará, “¿llego o no llego? No me gustaría darme otro porrazo...” Calcula sus posibilidades, la distancia y el riesgo... toma impulso... y... alehop! “Lo logré, ya estoy sano y salvo al otro lado del precipicio”, y vuelta a empezar, “¿a dónde me agarro ahora?”
Ya hemos ido varios días a natación para bebés. Le encanta, en el agua es el niño más feliz del mundo. La profesora ya le llama pececillo. Empieza a reírse según entramos en la zona de la piscina desde el vestuario, y no para hasta media hora después. Chapotea como un loco, persigue a los otros bebés, les quita sus patitos de goma... Me lo paso bomba solo viendo lo mucho que disfruta, aunque para mí es algo sacrificado. No sólo por el desplazamiento, está a 15 minutos en coche, sino por toda la planificación y tiempo que tengo que dedicarle: no os podéis hacer una idea del maletón! Hay que llevar toalla, bañador, neceser, para él y para mí, pañales, un juguete para que se entretenga mientras yo me cambio, su pijama para ponérselo después de la clase... Preparar la bolsa a diario (¿cómo puede ser que cada día se me olvide algo?), llegar hasta allí, bañarle después, secarme yo de mala manera y salir a medio vestir y sin mirarme al espejo... Entre pitos y flautas, se me va toda la tarde, y son tres días a la semana!!! He ahí la razón que me ha tenido alejada de este blog estos últimos días. Pero merece la pena. Al estar en contacto con otros niños de edades parecidas me he dado aún más cuenta de lo grande y espabilado que está Manuel. Eso sí, como buen géminis, no anda muy sobrado de capacidad de atención ni de paciencia. Veo con envidia como los otros bebés, de entre seis y 15 meses, cumplen más o menos con lo que les dicen sus papás durante la clase, como por ejemplo “Uno, Dos y TREEEESSSS, y al agua!!”, mientras Manuel va a su aire, él lleva su propio ritmo y se lanza al agua antes de que a mí me dé tiempo de decir Uno... Nos ha salido Speedy González.
El capítulo de lenguaje también ha mejorado, ya dice PAPÁ!! Bueno, algo parecido, es más o menos “bpa, bpa, pba, pa, pba...” lo que está claro es que a MAMÁ no suena ni por el forro. El otro día Inés me dijo que en su país, o sea, República Dominicana, todos y cada uno de los niños que al mundo vienen nombran primero a su mamá, mientras las niñas, también todas, toditas, todas, aprenden primero a decir papá. Y sorprendida, asegura, muy en serio, que aquí en España, todo es diferente... Me parto. Va a ser que hay que vivir en el Caribe para que mi niño pronuncie la M como es debido... Porque, de eso no hay duda, él lo que quiere decir es MAMÁ, ¡pero no le sale!

lunes, 16 de marzo de 2009

Gateando

Manuel gatea desde hace una semana, y está mejorando su técnica cada día. Al principio no pasaba de dar dos o tres pasitos, para después sentarse como diciendo, "yo ya he cumplido". No salía de la habitación porque parecía que para él la puerta, o el final de la alfombra, era un punto sin retorno, y prefería mantenerse en el "lado seguro". Ahora, no es que coja velocidad, que tampoco es eso, pero ya recorre el pasillo con rapidez si hay un aliciente importante para hacerlo... Como por ejemplo... ¡mami llega del trabajo! Hoy por poco me lo como a besos cuando ha gateado a mi encuentro al verme aparecer por la puerta.

Aún así, le sigue gustando más estar de pie, así que yo creo que no tardará demasiado en andar. Le gusta agarrarse a los muebles, especialmente al mueble de la tele, que le queda a la altura perfecta. Hemos tenido que colgar la tele de la pared porque temíamos encontrarle un día aplastado bajo 32 pulgadas de plasma (que pesan lo suyo, por muy pulgadas que sean). Ahora se entretiene abriendo y cerrando una puertecita que hay en el DVD, ¡qué fijación tiene! Él abre y cierra, abre y cierra, y nosotros, "NO, Manuel, eso no se toca, con eso no se juega...", ¿os recuerda a algo? El caso es que parece que el "no" lo va entendiendo y por ahora cuando se lo decimos obedece (más a su padre que a mí, todo sea dicho).
Desde que sabe gatear y ponerse de pie solito, cada vez es más difícil que duerma durante el día. El mundo es demasiado emocionante como para perderse algo, supongo. Ahora acabo de dormirle a base de quedarme un ratito cantándole. Es gracioso porque, no es que se duerma mientras le canto, él me mira fijamente, y a veces veo que me sonríe por debajo del chupete. Cuando me marcho de su habitación aún está despierto, pero se debe de relajar mucho escuchándome, porque se queda muy tranquilo haciendo ruiditos y al ratito se queda roque.

Este fin de semana hemos sustituido su hamaquita de baño, que se le había quedado pequeña, por una alfombra antideslizante, y ya simplemente le sentamos en nuestra bañera. Está encantado de la vida. Ahora tiene muchísima movilidad, y hace buen uso de ella, ya lo creo! Va de un lado a otro de la bañera gateando, y aunque a mí al principio me daba miedo, él no se asusta de nada. Tanto le gusta el agua que vamos a apuntarnos a natación para bebés. Hoy mismo tenemos una primera sesión de prueba y estoy muy ilusionada. Le he comprado un mini bañador de natación que es como de juguete, y yo también me he equipado al completo para la ocasión (no era cuestión de ir en bikini playero y me he comprado un bañador deportivo). Vamos a un sitio en Pozuelo que se llama "Baby Gim" en el que por lo visto son especialistas en el tema y admiten bebés desde los cuatro meses. Ya os contaré qué tal.

Me encanta cuando noto que mi niño me prefiere a los demás. Sí, ya sé que soy su madre y que es lo natural, pero como todavía no habla, muchas veces tengo dudas, y me atormenta la idea de que quiera más a Inés que a mí , porque al fin y al cabo, ella le cuida todo el día. Vale, sé que suena a celos. Y es posible que los tenga, no lo voy a negar. Pero es que, ¡damos tanto y recibimos tan poco!! Bueno, pues a lo que iba, que hoy ha hecho una cosa que me ha encantado. Le tenía yo en brazos y estaba protestón, medio lloroso porque tenía sueño. Ha venido Inés con intención de consolarle y le ha dicho, ¿vienes conmigo? ofreciéndole los brazos. A mí no me ha gustado ese detalle y he pensado, ¿y ésta a qué viene ahora? Pero he disimulado como si no me importara, dejando que fuera el niño quien decidiera qué hacer. Entonces Manuel, mi bebé adorado, mi gordo, mi tesoro, mi sol... ha rechazado su oferta y se ha vuelto hacia mí como diciendo, "estoy con mi mami, donde voy a estar mejor?"

Y yo, secretamente, la mamá más feliz del mundo.

martes, 3 de marzo de 2009

Crecer jugando

Últimamente no tengo tiempo para nada. Entre el trabajo, intentar organizar la casa (con la inestimable ayuda de Inés, que ya es insustituible), y pasar la tarde con Manuel, llegan las once de la noche y estoy rendida, tanto que últimamente parece que mi insomnio se ha esfumado y me quedo frita en tres minutos. La otra noche hasta me costó mantenerme despierta para ver terminar el capítulo de mi serie favorita, Mujeres Desesperadas. Y eso ya es preocupante...
Manuel me quita cada día más energía. No para un momento, y eso que aún no sabe gatear, menos mal! no sé qué va a ser de nosotros cuando se decida a hacerlo. Tal vez directamente empiece a andar. Tiene bastante claro que él es un individuo evolucionado... y bípedo, y no parece que lo de moverse a cuatro patas le acabe de entusiasmar. Aunque ha hecho sus progresos. Ya se mantiene cómodamente en posición de gateo...lo de avanzar ya es otro cantar. También pasa de tumbado a sentado con mucha facilidad, y se desplaza cada día mejor a golpe de culo. Ah! y ha aprendido a ponerse de pié solito con la ayuda de una mesa de actividades muy chula que nos ha prestado Rut.
Ya tiene nueve meses y está cada día más gracioso. Le ha salido el otro paleto, ya son cuatro dientes, y sigue metiéndose en la boca todo lo que pilla. Aunque tiene sus preferencias: el móvil y el mando a distancia son sus más preciados tesoros y, cuando consigue alcanzar uno de ellos lo mira con alborozo, como diciendo, "mira lo que he encontrado", me recuerda a Frodo en El señor de los anillos con aquello de "mi tesssooooro". Mi madre le trajo ayer un teléfono de juguete y desde entonces no se despega de él. También le gusta mucho una bola que canta (en la foto de abajo) que le regaló mi amiga Sonia cuando nació, y que por lo visto era también el juguete favorito de su hijo de dos años. Pasa largos ratos sacando sus juguetes de una cesta en la que los tengo metidos, supongo que se siente como un explorador. En realidad, para entretenerle vale casi cualquier cosa ¡La imaginación al poder! Cuando estoy haciendo la cena, le siento en la trona, y le doy dos cucharas. Le enseño cómo hacer ruido con ellas, la una contra la otra o golpeando la bandeja de la trona, y es el niño más feliz del mundo. Claro, que cada dos minutos se le caen y me tengo que agachar para recogerlas... lo cual por supuesto le resulta divertidíiiisimo. En estos últimos días habla muchísimo (a un volumen un pelín alto para mi gusto) en su idioma incomprensible. Me encanta ver lo alegre que es, y sobre todo lo contento que se pone cuando me ve llegar del trabajo, con grititos de júbilo y todo. Su rato favorito, y el mío, sigue siendo el baño, y el masaje de después. Aún le canto boleros mientras le doy crema, y yo creo que a él le encanta escucharme, será que todavía no sabe que desafino un poco...
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