Estábamos en la cama, en esos escasos cinco minutos en los que, con la luz apagada, nos hacemos arrumacos antes de despedirnos. Hay noches que tiene pocas ganas de cariños y que solo quiere jugar y otras, como ésta, en la que el amor se le sale a mi lechón por todos los poros. Y después de darme un enorme abrazo, acurrucarse a mi lado, darme besos y un sentido "te quiero mami", va y me dice.
- "Mami, ¿porqué solo hay dos cosas?"
- ¿dos cosas para qué?
- "Dos cosas de hacer. Solo hay besos y abrazos."
Yo, muerta de amor y de ternura: "bueno, se pueden hacer también cosquillas, caricias... "
- No, pero yo digo de mimitos, que solo hay dos cosas.
Y entonces le tuve que explicar que hay muchos tipos de besos, los besos de mariposa, los de esquimal... Pero entendí perfectamente lo que sentía, que hay veces que el amor es tan, tan grande, que parece que los besos y los abrazos sean muy poca cosa.
2 comentarios:
Es como cuando tienes tanto amor dentro y no sabes que más hacerle para demostrarselo... El lechón es un amor... Un besito
Ay pero qué cosa tan tierna... Yo también disfruto mucho con Leo esos 5 últimos minutos antes de dormir en el que se ponen tan melosos y yo me doy cuenta de que aunque muchas veces piense que es ya un niño grande en el fondo no deja de tener tres añitos y medio.
¡Que les dure!
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