Qué dura es a veces la sinceridad de un niño de tres años. Hoy vamos por la calle al salir del cole, el lechón ve a un señor con bigote y exclama en un tono de voz como para que le oyeran desde Murcia:
-¡Mira qué feo mami!! acompañado de un inequívoco dedo acusador hacia el buen hombre que, la verdad, guapo no era, pero tampoco tan feo como para ponerse así...
Y yo, sin saber dónde meterme, miro al hombre con cara de circunstancias mientras reprendo a Manuel en plan "eso no se dice" y él, comprensivo, contesta, "la espontaneidad de los críos".
Vaya momento.
En Carnaval, con su traje de Pirata |
-¿y cuánto falta para las seis y media?
- Mira, ves la aguja grandota, tiene que estar con la aguja pequeñita en el seis, y entonces será la hora de los dibujos.
Él se queda mirando el reloj fíjamente, y avispado como es advierte que para que eso pase falta una eternidad (media hora)
-Mami, pero es que este reloj va muy despacio. Tenemos que comprar uno que vaya más deprisa.
Yo, muerta de risa:
-Va a ser un poco difícil encontrarlo cariño
-No, mami, vamos al supermercado y lo compramos. Uno que sea superrapidísimo vale?
Y yo pensando, buena idea, a ver si así conseguimos que llegue antes el fin de semana...
4 comentarios:
El lechón esta guapisimo!!! Menudo pirata guapo!!! La sinceridad de los niños es la caña jajajaj. Un besito
ja,ja,ja los niños son la leche, menudos ratos nos hacen pasar!!!
A veces yo también quisiera un reloj más lento... Dile a Manuel que me lo busque en el super. Beso.
Pues sí que tiene ocurrencias este Manuel, qué vergüenza je,je. Lo del reloj me encanta; si lo encuentras me mandas uno, por favor!!! je,je
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