Tener hijos te transforma en muchos aspectos, en parte porque te hace recordar tu propia infancia, tener presentes detalles que habías arrinconado en el más oscuro rincón de tu memoria. Y también porque te obliga a ver de nuevo el mundo desde sus ojos entusiasmados y curiosos. Te invita a tener una nueva perspectiva de la vida, más nueva y refrescante. Con un niño como compañero de viaje nos transformamos en pequeños exploradores, que se sorprenden con las maravillas que encuentran a su paso, y así debería ser siempre.
También te obligan a contestar preguntas algo surrealistas que hace mucho tiempo que nadie te hacía: ¿a tí qué color te gusta? ¿te gustan más las mariposas o las motos mami? y así hasta el infinito.
Esta mañana ha visto algo en la tele acerca de las profesiones y acto seguido me pregunta: "mami, tú qué quieres ser de mayor?" Primero le contesto en modo adulto aburridísimo, "yo ya soy mayor", pero ante su insistencia le digo que mi futuro soñado es "exploradora en la jungla y cuidadora de cachorritos de los leones". Parece que le gusta más. Él dice quiere ser astronauta, pero esta tarde ha cambiado de idea y quiere ser motorista.
Lo que quiera, menos político, lo que él quiera.
2 comentarios:
jajaja pero que trabajo soñado mas precioso tienes!! Me encanta, y el de tuu peque umm yo lo veo mejor de astronauta que de motorista eh? Tiene cara de eso... besitos guapa
Jajajaj pues me encanta lo que quieres ser de mayor, a veces es bueno dejarse llevar por la imaginacion que tienen los nenes... Un besito
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