jueves, 30 de mayo de 2013

Cinco años

Hoy mi niño cumple cinco años y no deja de sorprenderme lo mayor que se ha hecho.
Razona como un adulto muchas veces, sabe infinidad de cosas, y tiene esos arranques de adolescencia precoz que me hacen reír y me mosquean a partes iguales. Dice que ahora va a tener que dejar de llamarme "mami" porque ya cumple cinco y los niños mayores dicen "mamá". A mí me suena bién cualquiera de las dos cosas, siempre que no le dé por llamarme por mi nombre o alguna modernidad del estilo.

Puede ser lo más arisco del mundo y negarse siquiera a mirarme a la cara cuando llego del trabajo, o acurrucarse jugando a ser de nuevo un bebé para recibir de golpe todo el cariño que no pide. A veces le gusta que le abrace muy fuerte, y me dice que me quiere hasta la luna ida y vuelta. Otras, me pregunta si ya solo quiero a Julio y no a él, o me dice que él quiere a papi más que a mí porque es "el más guay". Los celos están presentes pero, de alguna forma, se las ingenia para aparcarlos y darle a su hermano todo el amor del mundo con solo mirarle. No quiere que nuestro bebé crezca, y yo tampoco.

Mi lechón tiene un carácter fuerte y un corazoncito frágil. Se lleva bién con todos los niños, sabe relacionarse muy bién y es generoso y amable. Le gusta mucho jugar con niñas a "papás y mamás", pero también puede pasar horas pegándole al balón. Con los adultos sigue siendo bastante cardo tímido, y aún no consigo que salude y se despida con normalidad. En casa se porta cada vez mejor, vá aceptando  que las normas están ahí para cumplirse, asume algunas responsabilidades (recoger sus juguetes, su ropa, poner la mesa...) y en general la convivencia vá siendo más fácil. Parece que tantos años repitiendo las cosas van dando frutos. Sigue teniendo constantes cambios de humor, pero ya no tiene rabietas, aunque se ha vuelto muy "sentido", y cuando me enfado seriamente con él llora desconsolado hasta que consigue que le perdone y le abrace.

Yo cumplo hoy también cinco años como madre, y, al igual que el lechón, he aprendido en el camino muchas cosas. También igual que él, me queda toda una vida para seguir aprendiendo, para crecer como madre y como persona. Hoy ando desbordada organizando una fiesta de tiburones que me tiene atacada hace dos semanas. Lo hago con tanto cariño e ilusión que espero disfrutar de la fiesta tanto como mi cumpleañero. Una de las mejores cosas de ser madre es poder volver a la infancia de vez en cuando y vivir con emoción las pequeñas alegrías, que son después de todo la materia de la que está hecha la felicidad.

1 comentario:

Inma (Málaga) dijo...

Feliciades!!!! Un beso muy fuerte desde Málaga. Inma

Related Posts with Thumbnails