martes, 15 de enero de 2013

Ojalá fuera pequeño

Ayer, mientras cenábamos, el lechón tuvo una de esas salidas que te dejan boquiabierta. Estábamos en la cocina con Inga, la chica que me ayuda en casa, y él estaba cenando realmente mal, despacio y sin ganas. Cuando llevaba media hora delante del plato para comerse dos cucharadas de arroz yo, que tengo entre poco y nada de paciencia, resoplaba enfadada, le apremiaba, procuraba sobornarle con dibujos, amenazarle... en fin, el pan nuestro de muchas noches en esta casa. En ésto a Inga se le ocurre preguntar:

- Y Manuel cuando era pequeñito comía bién como Julio ahora?
- Si, se lo comía todo muy bién, solo que la fruta no le gustaba tanto como a Julio.

Y el lechón, que parecía no estar escuchando pero no se le escapa una, exclama:

- Jo ¡Ojalá fuera pequeño!
- ¿Y por qué te gustaría ser pequeño?
- Para que no te enfadaras conmigo.

Me dejó sin palabras, y con un sentimiento de culpa que paqué.

1 comentario:

MadreYMas dijo...

Ay, pobre...

No me extraña que te quedases con mal cuerpo. Son tan chiquititos que no entienden nada cuando nos enfadamos...pero es que desespera tanto verlos comer mal.

ÁNimo!

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