viernes, 16 de marzo de 2012

¿Porqué solo hay dos cosas?

Estábamos en la cama, en esos escasos cinco minutos en los que, con la luz apagada, nos hacemos arrumacos antes de despedirnos. Hay noches que tiene pocas ganas de cariños y que solo quiere jugar y otras, como ésta, en la que el amor se le sale a mi lechón por todos los poros. Y después de darme un enorme abrazo, acurrucarse a mi lado, darme besos y un sentido "te quiero mami", va y me dice.
- "Mami, ¿porqué solo hay dos cosas?"
- ¿dos cosas para qué?
- "Dos cosas de hacer. Solo hay besos y abrazos."
Yo, muerta de amor y de ternura: "bueno, se pueden hacer también cosquillas, caricias... "
- No, pero yo digo de mimitos, que solo hay dos cosas.
Y entonces le tuve que explicar que hay muchos tipos de besos, los besos de mariposa, los de esquimal... Pero entendí perfectamente lo que sentía, que hay veces que el amor es tan, tan grande, que parece que los besos y los abrazos sean muy poca cosa.

miércoles, 14 de marzo de 2012

El payaso de la clase

Reunión de fin de trimestre en la Escuela infantil. Las profesoras del lechón me dicen, sin miramientos, que Manuel es un payaso absoluto, que no se centra ni se esfuerza, que se dedica a intentar llamar la atención y hacer reír a sus compañeros. Intentan encauzarle: retirada de atención cuando se pone a hacer el ganso y refuerzo positivo cuando hace bién las cosas, pero me dicen que él lo que busca es el refuerzo en las risas de sus compañeros, y que eso sí lo suele conseguir, porque resulta que les hace gracia.

Creo que si me hubieran dicho que es tonto no me lo hubiera tomado peor. Siempre me ha sacado de quicio el ganso, payaso, bufón, graciosillo de la clase. Seguramente me horroriza tanto porque mi rol, mi personaje, mi papel en la infancia y adolescencia era el de la empollona, responsable, madura, seria, aburrida y muy sensata delegada de curso, y normalmente era el blanco de las burlas de ese otro personaje que ahora resulta que mi hijo de tres años están opositando a ser.

Y lo mismo me paso, que solo tiene tres años y no vamos a encasillarle todavía... pero ya como admito en la cabecera de este blog, soy doña angustias.

Tiene tela lo del Karma.

domingo, 11 de marzo de 2012

Escarlatina!

El lechón ha tenido escarlatina esta semana. ¿Qué os parece? A que suena como el tifus, la malaria o algo peor... pero por suerte no es tan grave. Lo primero que me vino a la mente cuando la pediatra me dijo lo que era fué el libro de "Mujercitas", que tantas veces he leído, en el que una de las hermanas la sufre y de hecho se muere si no me equivoco. Pero en fín, gracias a los maravillosos antibióticos, resulta que en este primer mundo del 2012, la escarlatina es una infección bacteriana de lo más corriente y moliente, y con el tratamiento adecuado se cura fácilmente en pocos días.

Los síntomas son los mismos que unas anginas, pero aderezados con una buena porción de ronchas rojas tipo prurito por el cuerpo y, sobre todo, en la cara. Manuel tuvo solo unas décimas de fiebre, sin llegar siquiera a 38º, y lo que me alarmó fue el repentino color rojo de su piel, que además le picaba un montón. El tratamiento con antibiótico dura la friolera de 10 días, así que, aunque ya está más que recuperado, aún nos queda un bote entero de amoxicilina. Ha estado tres días sin ir al cole, y una servidora ha tenido que hacer malabarismos y hasta faltar al trabajo para cuidarle. Es verdad que en 2012 hay toda clase de avances sanitarios para curar las enfermedades infantiles, menos mal!. Solo falta que alguien invente mamás y papás con el don de la ubicuidad o, más fácil, empresas en las que se fomente, de verdad, la conciliación familiar.

Atizar árboles con un palo es una actividad de lo más reconfortante,
y muestra de la total recuperación del lechón

Related Posts with Thumbnails