martes, 24 de enero de 2012

Nuevas rutinas

De rutinas, ritos y rituales está hecha nuestra vida, y qué importantes son, sobre todo en la niñez. A mi lechón le dan confianza, seguridad y aplomo, le ponen en su sitio, en su momento concreto, y le ayudan a manejarse. No es niño que ande por ahí a lo loco, improvisando, y le gusta saber qué tiene que hacer, qué viene después, qué es lo que toca. En ocasiones me pregunta, cuando me vé ponerme el abrigo para ir a trabajar, ¿y yo qué voy a hacer?,  o ¿con quién me quedo yo mami? y aunque la frase suene algo lastimera, no lo es en absoluto, solo es una búsqueda de información, de datos, interés por saber cuál es el plan que hemos previsto para él.

Desde que ha empezado este 2012 hemos hecho algunos cambios en sus rutinas, y hay que decir que ha sido mucho más fácil que en otras ocasiones, y Manuel ha demostrado mucha madurez para asumir los nuevos hábitos.

Por una parte hemos suprimido el biberón del desayuno. Oigo voces... Sí, supongo que alguna estará escandalizada por leer que un niño de tres años y medio siguiera hasta el mes pasado desayunando su bibe de cereales... y de hecho aún mantendremos el de después de cenar por algún tiempo. Aún a sabiendas de que es muy mayor para bibes, le gusta tanto, y se lo toma taaaan bién, que me ha dado pena deshacerme de algo que me facilita tanto la vida. Por fín desayuna leche con colacao y tostada o galletas con mantequilla... como un mayor, y se ha acostumbrado muy bién, pero todos los días hay que chantajearle un poco para que se termine el desayuno. Algo que no ocurre con las filloas (una que tiene sangre gallega) de los domingos, toda una celebración, que engulle de tres en tres mientras anuncia que "le están gustando mucho a mi tripita".

También hemos dicho adiós a la siesta en el cole, porque llegó un día que resultó obvio que no la necesitaba y se quedaba despierto por las noches hasta muy tarde. Es curioso ver cómo avanzan de un día para otro, sin que nos demos cuenta, y poco importa nuestra prisa para cambiar sus hábitos, ellos mismos tomarán la decisión de dar el siguiente paso cuando lo crean conveniente. Aún me sorprende que, con lo mucho que ha necesitado siempre su siesta sobreviva ahora sin ella tan feliz a diario. Le acuesto un poquito más temprano por la noche de lunes a viernes, y el fin de semana no renunciamos a practicar el sagrado deporte nacional toda la familia aunque eso suponga tener al peque en danza hasta casi las once.

A la hora de acostarse, hace ya algunos meses que se lava los dientes solito y se mete en la cama corriendo a la espera de que llegue mami con el cuento. Me gusta tenerle acurrucado a mi lado mientras intento leer, y digo intento porque apenas me deja con sus múltiples interrupciones y preguntas. Al terminar, me quedo cinco minutos a su lado con la luz apagada, y mientras nos hacemos mimos y arrumacos se oye la llave en la cerradura:
-¡Es papi! ¡Vamos a escondernos mami!, y nos metemos los dos debajo del edredón, muertos de risa anticipando lo que viene. Papi se acerca diciendo con voz grave "Donde está el lechón" y nosotros, a oscuras bajo las sábanas nos miramos diciendo ¡¡¡Ya viene!! Y entonces papi nos hace cosquillas alternativamente, primero a Manuel y luego a mí. Entre carcajadas él grita "noooo, ahora a mami, ahora a mamiiiii", y entonces voy yo, "papiiii a mi nooo a Manueeeeeel". Es sin duda el mejor momento del día. Risas y cariños para darnos las buenas noches.

martes, 17 de enero de 2012

Fantasías

Pese a todo fantaseaba con publicar en este blog la ecografía de hoy, a la que habría añadido con "photoshop" un lacito rosa en la cabeza, a imagen y semejanza de mi amiga y blogger, Mamen Infante, que tuvo la suerte de dar con la niña a la segunda. Tenía el nombre elegido, y era divino. Me quedaban pocas esperanzas pero me hacía muchísima ilusión lo de la niña, y secretamente me visualizaba sentada a su lado el día de Reyes abriendo la tan soñada casa de muñecas que a mí nunca me regalaron... y que yo me encargaría personalmente de que sus majestades trajeran a mi adorada pequeña, y sería la casa más cursi, aparatosa y llena de detalles frívolos que fuera posible encontrar en Madrid. Pensaba en encontrarle uso a muchas de las cosas que aún conservo: traje de novia, colección de "Barbies", ropa pasada de moda pero que "seguroquevuelve"... Y pensaba sobre todo en  mi relación con mi madre y en cómo yo tendría algo así con mi hija dentro de treinta y pico años.

Pero mi cabeza me decía que un niño era mucho más práctico, porque compartiría con el lechón juegos, aficiones, heredaría ropa, compartiría cuarto. Un chico es logísticamente más sencillo, y la razón me decía que era lo mejor para todos. Menos rivalidades,  menos conflictos, más complicidad....

Pues nada, que el año que viene le pediré yo a los Reyes la casa de muñecas... porque de camino hay otro niño!

lunes, 2 de enero de 2012

Movimientos fetales

Según lo que he consultado a "San Google", y también a mis dos libros de cabecera sobre el embarazo: el clásico "Qué esperar mientras esperas" y "Nueve meses de espera" (una guía sobre gestación, parto y postparto, muy recomendable escrita por la ginecóloga Josefina Ruiz), los movimientos fetales no son percibidos por la madre hasta la semana 17 del embarazo. Sin embargo, yo que he sido siempre muy precoz, sentí ayer por primera vez cómo una pequeña culebrilla se movía en mi abdomen, muy por debajo del ombligo... así que ese movimiento no viene del intestino. Mi pequeño boquerón, que así le hemos bautizado por el momento (en la última eco medía 6 cm y pensamos que al tamaño le iba bién el mote), se ha vuelto a mover esta tarde y ya no tengo dudas.

Me encanta esta etapa del embarazo. Es cuando realmente empiezo a sentir que un ser humano está creciendo dentro de mí, y es algo único. Ya no me caigo de sueño a todas horas y, aunque algo cansada, he recobrado parte de mi energía habitual. El lechón ya es cada vez más consciente de que "mami va a tener un bebé", y pregunta cosas adorables como ¿cuántos años va a tener?, ¿qué va  a comer? También quiso saber si va  a ser un hermanito o una hermanita, a lo que yo le respondí a la gallega, ¿tú que crees? y me dijo, muy seguro, que va a ser una nena. Todos a mi alrededor diciéndolo, "seguro que será niña", o lo que es peor, "cuando nazca la niña..." Y no sé no sé, ojalá se cumplan los buenos deseos, pero yo tengo el pálpito de que es otro niño. O al menos no quiero hacerme muchas ilusiones... ¿será por eso que le hemos puesto boquerón y no sardina?

Por cierto, Feliz 2012 a tod@s!
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