sábado, 27 de febrero de 2010

Cantajuegos

No era fácil desbancar a Ely y Pocoyó, pero el Cantajuego lo ha conseguido. Está claro que a Manuel le vá la marcha, y Pocoyó está muy bién, es azul, es tierno, divertido y todo eso, pero donde esté "tallín".... que se quite lo demás. A mi niño le gusta la gente, especialmente si mide menos de un metro y medio, le gusta cantar y bailar, y todo eso y mucho más lo tiene con Cantajuegos. En casa ya nadie lo llama así, porque Manuel ha bautizado el DVD como "Tallín", por la primera canción, que aquí os dejo para vuestro deleite.



Seguro que ya lo conocéis, creo que se venden muchísimo, y no me extraña. Aunque me crispa un pelín lo pegadizas que son las canciones, me gusta ponérselo al lechón porque no es como enchufarle a la tele y ya está, sino que me parece que le dejo "en buenas manos", es una forma de estimularle en muchos sentidos. Lo vive como si estuviera dentro de la tele, baila, canta, imita todo lo que hacen los niños, dá grititos de júbilo... se lo pasa bomba. Hasta ha aprendido varias palabras a través de las canciones. Acabo de ver que van a actuar en Madrid a finales de marzo, así que habrá que llevar a mi niño a su primer espectáculo en directo.

viernes, 19 de febrero de 2010

Inés del alma mía

Le he robado/plagiado el título a Isabel Allende, pero es que me viene de perlas. Es una novela maravillosa, que leí hace unos meses, en torno al personaje histórico de Inés Suárez, heroína y conquistadora de Chile en el siglo XVI junto a su amado Pedro de Valdivia.

Y me viene al pelo para hablar de otra Inés, mi “heroína” particular, que es la persona que cuida de mi lechón mientras yo trabajo, hago la compra y, a veces, sólo cuando es ya imprescindible, voy a la peluquería. Algo debo de haber hecho bien en la vida para haberla encontrado, no os digo más. Y a la primera, esto sí que es una lotería. Por suerte no he tenido que ver desfilar a varias hasta dar con la adecuada como les ha pasado a muchas. Inés tiene alrededor de 50 años, viene de Santo Domingo, y allí dejó a sus dos hijos y dos nietos a los que adora y extraña muchísimo. También tiene un porrón de hermanas, cuatro o cinco, y mamá, como ella dice, que está mayor y delicada. Inés es trabajadora, no para en todo el día para tener la casa perfecta y además atender a Manuel, jugar con él , cocinar… Quiere muchísimo al lechón, y él también la adora.

Me conoce, sabe lo maniática e insoportable que puedo llegar a ser, y ha aprendido a hacer las cosas como a mí me gustan, su tortilla de patatas está de muerte y el caldito para la sopa de Manuel ya no digamos. Sabe de mis prontos, y que tal como vienen se me pasan, y espero que también sepa perdonármelos. Ella ha hecho que mi vida de madre trabajadora sea infinitamente más fácil de lo que hubiera imaginado. Aún así acabo el día rendida, después del estrés de la oficina y la tarde con mi terremoto particular… pero no quiero pensar cómo serían mis días si ella no estuviera!

Tiene que ser muy duro para Inés, y para tantas otras mujeres en su situación, vivir tan lejos de su familia, y cuidar de los niños de otros sabiendo que se pierden ver crecer a los suyos. Seguro que se sentirá sola muchas veces, y me consta que llora de vez en cuando… de morriña, de impotencia por que le falta el abrazo de su nietecita de cinco años, que es su mayor tesoro. Se sentirá helada por este clima tan frío de Madrid, que también se refleja en nuestros modales bruscos, tan distintos de la sutileza, de la calidez con la que se expresan los caribeños. Yo también estoy aprendiendo a corresponder con cariño y reconocimiento a sus detalles, y a sus desvelos. Aprendiendo a ser más dulce, que a veces soy un cardo, a preocuparme por sus cosas, y a escucharla, de verdad, cuando necesita consuelo.

martes, 9 de febrero de 2010

Carismático

Seguramente estoy totalmente cegada por el amor de madre. Seguramente. Sin embargo, tengo que deciros, desde ya mismo, que Manuel va a ser todo un líder natural. Mi hijo tiene carisma, sí señor. Como lo siento lo digo. No sé si será el más guapo o el más listo, pero estoy segura de que cuando sea mayor su teléfono no dejará de sonar, tendrá montones de amigos en facebook, tuenti, twitter, o lo que se estile allá por los años 20, y no le faltarán planes ni ligues.

 Me encanta, y me llena de orgullo maternal, que tenga ese talento innato para ganarse a su público. En estas últimas semanas ha descubierto que los otros niños pueden ser muy divertidos, especialmente los mayores, y hace todo lo que puede para llamar su atención y que le dediquen unos minutos de juego. Se lo pasa de miedo con sus primos Elena y Álvaro, pero su magnetismo no se limita a la familia, nada de eso, él se gana a quien se le ponga por delante, y si en el parque, o en plena calle, vé a algún niño de entre tres y 10 años, se dirige a él en su jerga incomprensible como diciendo, jugamos? Generalmente lo consigue y entonces parece que el resto del mundo desaparece y él es el niño más feliz del mundo. Una vez que tiene a su presa, no la deja escapar fácilmente, y no tiene problemas en perseguirla, o llamarla a voces si osa marcharse de su campo de su campo de visión: "nenaaaaaaa", "neneeeeeeee", grita mi lechón a todo lo que le dan los pulmones. De vez en cuando premia a sus víctimas con algún mua para que vean que él no solo pide, que también dá.... Y las niñas (que son casi siempre niñas, qué le vamos a hacer) se quedan algo perplejas por esos repentinos ataques de cariño, pero en general no se quejan, debe de ser que les gusta.

El muy zalamero, ha aprendido a hacer que le perdonemos sus travesuras a base de caricias y sonoros muás en cuanto nos ve enfadados. Sabe como utiilizar la sonrisa y la carcajada, , dosifica como nadie los besos y los cariños, que siempre están a punto para ganarse a tíos, primos y abuelos, pero que a nosotros, los "de casa", nos los "vende" más caros.... todo un conquistador está hecho mi lechón, ¿se hará político? ¡Quién sabe!

La única que se le resiste es Carolina, la vecinita de arriba, que tiene 9 meses más que Manuel y es una niña preciosa y muy lista. Crecen juntos y, tal vez por eso, ella no duda en ignorarle ampliamente, rechazar sus intentos de acercamiento, y hasta pegarle algún guantazo de vez en cuando. Y es que ella sabe de sus miserias, le ha visto en momentos digamos "comprometidos", estilo vomitonas, cambios de pañal etc, y parece que su encanto personal con ella no funciona. Os dejo una foto de hace algunos meses, bañándose juntitos en amor y compañía, antes de que Carolina le declarara persona non grata. Ya se sabe, amores reñidos...

sábado, 6 de febrero de 2010

Comiditas

Manuel siempre ha comido muy bién, tanto en cantidad como en variedad, pero de un tiempo a esta parte se está volviendo muy especialito con el tema de la comida. Le gustan cuatro o cinco cosas: la sopa  es su plato estrella, y es su cena unos cuatro días a la semana. También le gusta la tortilla de patata (con cebolla, mucha cebolla), el puré de verduras, las albóndigas, de ternera o pollo, y la pasta. La fruta no quiere ni verla, y como mucho chupa un par de gajos de mandarina de vez en cuando o se come medio plátano. El pescado lo tolera pero hay que insistirle bastante. El arroz no parece que le guste mucho, y cuando le dí a probar el arroz con leche (que me sale buenísimo por ora parte) vomitó sin miramientos a la primera cucharada.

En general lo de masticar no le entusiasma, y se cansa enseguida. Hasta el punto de que a estas alturas le siguen gustando mucho los potitos. Le consulté a la pediatra, que es la mujer más parca en palabras que podáis imaginar, y me dijo que no me preocupara, que si tenía que triturarle la comida una temporada no era problema. El caso es que de eso hace más de dos meses y no parece que tenga intención de cambiar. ¡Me veo dándole purés con doce años!

Alimentado está,  porque sigue tomándose su bibe de desayuno y antes de dormir, y además cuando el menú le gusta se lo come de maravilla. Sin embargo, me preocupa que ha tomado la costumbre de vomitar en cuanto la comida no le gusta demasiado. Él solito se provoca el vómito, empieza con una arcada y acaba echándolo todo. Y lo hace bastante amenudo, unas dos o tres veces por semana. ¿A alguna le ha pasado algo así?
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