martes, 27 de octubre de 2009

Neuronas y maletas

¿Es posible tener buena memoria y aún así ser tremendamente despistada? A mí me pasa.
Durante mi embarazo leí un libro que decía que las mujeres embarazadas perdíamos neuronas por nosequéhistoria de las hormonas (prueba de que es verídico: no recuerdo la explicación). Por lo visto durante la gestación todo nuestro cuerpo, cada una de nuestras células, incluidas las responsables del raciocinio, la lógica y el intelecto, están concentradas en la más alta tarea, la de dar vida. Y por eso en el camino perdemos algunas facultades que no son tan esenciales. A mi me pasó. Me sentía un poco torpe, física y mentalmente, pero lo cierto es que me importaba más bien poco porque vivía en una estado-burbuja de feliz idiotez, despistada y somnolienta. Pues bién, hay días en los que sospecho que aún no he salido de esa burbuja. Esos días, si no fuera porque sé que es imposible, pensaría que estoy otra vez embarazada.

Lo acuso especialmente cuando vamos a salir unos días de viaje. Ahora me dispongo a hacer las maletas para el fín de semana. Y diréis, ¡pero si es martes!! Pues sí, a golpe de martes tengo que empezar a pensar en lo que me voy a llevar, porque claro, no se trata de mi maleta, NO, se trata de SU maleta, la del lechón, y eso son palabras mayores. A él no puede faltarle de nada: ni cuentos, ni juguetes, ni un modelito para cada ocasión-temperatura, multiplicado por tres por los "porsis", ni un botiquín de emergencia propio de una CSI, ni el kit de entretenimiento para el coche, ni pañales, toallitas, una cremita para cada parte del cuerpo... Estoy barajando también la posibilidad de llevar la trona de viaje, la cuna de viaje (que aún no sé si tendrán en el hotel). SOSSS, ¿alguien tiene un remolque? Tampoco puede faltar una bolsa con el capítulo alimentación, en la que incluir leche, cereales, bibes, calientabiberones, termo, potitos de frutas... ¿Sigo? porque aún me faltan un montón de cosas, pero creo que lo váis pillando. El caso es que en ésto no tengo la ayuda inestimable del papá ejemplar. Lo diré en sus palabras para que no herir susceptibilidades (léase con voz grave): "aún no he aprendido a hacer mi propia maleta, como para hacer la del lechón". Pues eso, que me parece que Manuel se preparará él solito el equipaje (prometo enseñarle) antes de que su padre se decida a intentarlo... Y a mí, que nunca me ha gustado hacer maletas, nadie me libra. Y esto con las neuronas mermadas por el embarazo, la maternidad, la falta de sueño y, además esta semana, el cambio de hora, que me tiene bastante difusa...

Lo peor de todo es que estoy casi segura de que no olvidaré ni un chupete, ni un calcetín de Manuel... pero en lo que se refiere a mi propio equipaje... a ver qué se me olvida esta vez!... La última me dejé el cinturón y me pasé el viaje subiéndome los pantalones y enseñando el tanga en plan mamá-choni cada vez que me ponía en cuclillas, y las que sois madres de un bebé sabéis que pasamos la mitad del día en esta postura tan cómoda... Lo bueno es que, al llegar al destino descubres, como en Supervivientes, que puedes sobrevivir sin tantas cosas materiales. Eso sí, siempre que al peque no le falten cosas tan esenciales como su peluche para la cuna, su Cd de canciones infantiles o su luz azul para las noches...

P.D: Nos vamos de escapada rural a un pueblo de León. Os lo cuento a la vuelta...

domingo, 25 de octubre de 2009

Nuestros juegos favoritos


Estoy feliz porque últimamente Manuel se ha vuelto una auténtica delicia de niño. Cariñoso, adorable, divertido y bastante obediente, aunque en esto último tiene sus momentos... Pasamos muy buenos ratos juntos, y me doy cuenta de lo importante que es para él que su padre y yo le dediquemos tiempo. Está feliz cuando me siento en la alfombra para jugar. Y su premio es una sonrisa de oreja a oreja y a veces hasta un abracito de esos que saben a gloria. Siguen gustándole muchísimo los cuentos, y tiene sus preferencias, así que a veces para elegir el cuento que quiere que veamos los tira todos al suelo. Lo mejor es que después le digo: "Manuel, pon los cuentos en su sitio", y los recoge uno a uno para apilarlos de nuevo tal y como estaban, me encanta! El concepto "en su sitio" es fantástico, y es una de las cosas que mejor ha entendido Manuel, y sabe donde colocar cada juguete, cada cuento y hasta el mando a distancia con solo decirle la palabrita mágica.


Ahora también le encanta jugar al "escondite". Sale corriendo cada cinco minutos para ocultarse tras la butaca, encerrarse en el baño o meterse en un rincón que le encanta entre la estantería y la cuna. Claro que lo divertido del juego es que nosotros salgamos tras él y le "encontremos".




Empieza a llamarle la atención pintar, así que tengo un cuaderno para él y unos plastidecores, que tengo que guardar a buen recaudo y sacarlos solo cuando yo estoy con él, porque si no fuera así se los merendaría uno a uno: No sé qué tendrán pero le encanta comérselos.



Habla por teléfono a todas horas, y cualquier cosa le sirve para hacerlo.
Se pone el "teléfono" en la oreja y dice "mamá, papá, muá".


Pero su juego favorito, y el mío también, lo hemos inventado hace unos días. Se trata de sacar todos los peluches de su cesta y, en su lugar, meter a Manuel, para a continuación volver a meter los peluches todos apretujados... Entonces él saca los muñecos, yo los vuelvo a meter y hacemos una guerra de peluches que le hace muchísima gracia. Y así pasamos el tiempo últimamente, peluche va peluche viene...

sábado, 17 de octubre de 2009

Algunas pequeñas cosas que estamos descubriendo

Estamos descubriendo cosas. Pequeñas y no tan pequeñas. Aquí van algunas:

-El chocolate: Manuel lo ha probado y le encanta! Igual que a su madre, aunque aún no le he dado del que a mí me gusta, que es el más puro, amargo y delicioso, con el 70% de cacao, como mucho, y con poco, muy poco azúcar. Ese es el chocolate que realmente vale la pena. Si tengo que ponerme un michelín de más, que sea con un buen trozo de chocolate amargo, y no con un bombón de chocolate con leche relleno de pralíné o cualquier porquería por el estilo. No, si tengo que pecar lo hago bién. Con chocolate del de verdad. Y por eso hasta hace poquito Manuel no había probado el chocolate. Porque el chocolate que tenía en casa tiene dos rombos, no es apto para bebés. Por fín hace un par de semanas le compré chocolate con leche en una tienda de productos ecológicos. Supongo que le recordó un poco a cuando estaba en el útero o algo así, porque durante el embarazo me puse ciega a chocolate... pero el caso es que desde el primer momento se volvió loquito. Se metió la onza entera en la boca, como hacemos los verdaderos amantes del chocolate, y dejó que se deshiciera poco a poco, para disfrutar plenamente de su sabor. Ahora le doy una onza pequeñita casi todos los días, o por la mañana o después de la merienda, si se lo ha comido todo. Me parece que le veo más feliz.




La primera vez que probó el chocolate

-Las muñecas: yo quería hacer la prueba para saber si a Manuel le gustan las muñecas "de niñas". Siempre he sospechado que nosotros creamos los gustos y aficiones de nuestros hijos a través de nuestras reacciones inconscientes ante ciertos juguetes, actitudes, compañías.... les moldeamos de la manera que queremos que sean, o a la manera que creemos que deberían ser. Si a los niños les gustan las pelotas y los coches y a las niñas las muñecas y las cocinitas es porque nosotros, sus padres, les animamos a jugar con aquellos juguetes que a priori les "corresponden" más por su género. Además, los regalos son normalmente de tendencia sexista: nadie le regala una camión a una niña ni una barbie a un niño. Por eso le pedí a mi vecina  que me prestara una de las muñecas-bebé de Carolina para ver si Manuel mostraba interés por ella. Me dejó una con su cochecito y todo, y desde entonces yo animo a Manuel para que meza al bebé, le ponga el chupete, le dé caricias... El primer día corría por el pasillo empujando el cochecito, que fué lo que más le gustó.... lo maló es que duró como mucho media hora, porque Manuel se tiró encima y lo rompió. Ahora el bebé anda por ahí tirado, huérfano, y Manuel no le hace ni caso, salvo cuando yo le digo, ¿dónde está el bebé? y entonces corre solícito a buscarlo. Pero lo cierto es que por ahora le hace mucho más caso a coches, pelotas, construcciones, cuentos y demás. Tal vez aún no tiene edad suficiente para bebés, esperaremos a ver cómo evoluciona.

-Los padres y el parque: lo suponía pero aún así me ha sorprendido ver que el parque, en estos tiempos, es aún cosa de las mamás. Se pueden contar con los dedos de una mano los padres que veo llevar a sus hijos a los columpios. Y cuando lo hacen es porque están acompañando a la madre. Pero padres solos con sus hijos en el parque... creo que de vez en cuando veo uno. Está claro que por mucha igualdad de derechos, incorporación de la mujer al mercado laboral, medidas de conciliación, paternidad responsable... la cruda realidad es que las madres seguimos llevando el peso principal del cuidado y la educación de los hijos. Yo no me quejo porque David es un padre ejemplar, y no solo me acompaña al parque cuando puede, sino que muchas veces, cuando su horario de trabajo se lo permite, baja él solo con Manuel y así yo puedo aprovechar para hacer otras cosas... Lo que me sorprende, y me indigna bastante, es que hay niños a los que veo a diario en el parque con sus madres, y a los padres ni los conozco. Entiendo que pueden tener horarios de trabajo más largos que las madres pero, ¿también trabajan sábados y domingos? El domingo pasado hacía un día precioso y el parque estaba a tope. Habría aproximadamente 15 niños, 10 madres, y...¡sólo 2 padres!, uno de ellos era el de Manuel. Qué suerte tiene mi niño!
Se me quedan cosas por contar en el tintero, pero Manuel se está despertando...

martes, 6 de octubre de 2009

En el Zoo


No pudo ser. Aunque al final no ganó Chicago, sino Río. Que es una de mis ciudades favoritas. Me encantan sus playas, su gente, la vida que hay en las calles, los deliciosos caipirinhas, el "coco gelato".... En fín, enhorabuena a todos los cariocas y espero que sean unos juegos olímpicos de éxito y a ritmo de samba, que ya tocaba! A ver si con un poco de suerte dentro de siete años nos podemos hacer una "escapadita" para allá.
Después del tremendo chasco del viernes, el domingo decidimos ir al Zoo a pasar el día. Con Manuel lo de "pasar el día" hay que entrecomillarlo, porque como aún duerme sus dos siestas y no hay manera de que lo haga en la sillita, al final nuestro día de zoo se vió reducido a tres horitas entre siesta y siesta. ¡Menos mal que vivimos cerca! Claro que al precio que salen las entradas dá bastante rabia verlo a medias, ¡18,50€ por adulto! ¿no es una barbaridad? Por ese dinero ya podían poner unas colchonetas para que duerman los bebés que salen sibaritas como el nuestro.

Le gustó mucho, como era de esperar, especialmente el oso.
Se quería meter en el establo con las vacas.

También fue mucho rato de la mano. Me ha costado un mundo conseguirlo, hasta ahora cuando intentaba llevarle así se tiraba al suelo enfadadísimo... así que estoy encantada. La verdad es que parece que esta semana se está portando mucho mejor... está más civilizado y también más cariñoso, a ver si le dura!

Le envío un besito a la abuela Mari que esta en Sao Paulo, y supongo que estará extrañando muchísimo a "su niño". Y un abrazo muy fuerte a toda la familia de Brasil. ¡Cuidadla mucho!

viernes, 2 de octubre de 2009

Tengo una corazonada


Madrid, 16 de julio de 2016.


“Manuel, cariño, hay que levantarse ya, que hoy es el gran día. ¿Has dormido bién?” Manuel se levanta de un salto y se frota los ojos, “Mami, hoy por fin voy a estrenar el uniforme, ¿y la bandera? ¿dónde está mi bandera?”

“Tranquilo mi vida, está exactamente donde la dejaste anoche antes de ir a dormir”


Manuel coge la bandera, lee la inscripción en voz alta y se queda pensativo: “Mami, ¿qué significa corazonada?



“Mira, corazonada significa esperanza, anhelo, ilusión, intuición… Hace 7 años, cuando tú eras aún un bebé, los madrileños tuvimos una corazonada. Queríamos creer que las olimpiadas iban a ser para nosotros…. Competíamos contra Tokyo, Rio de Janeiro y Chicago, ¡casi nada! El día que se reunió el COI, en Copenhague, la capital de Dinamarca, todos estábamos muy nerviosos. Cada país envió a sus delegaciones para convencer a los miembros del COI y conseguir su voto. Acudió incluso el presidente de Estados Unidos, Barak Obama (y su mujer, Michelle) para apoyar a Chicago… Por nuestra parte estaban los reyes y el presidente, pero claro, Obama era mucho Obama. Tu padre decía que no podía ser, que Madrid no sería olímpico porque Obama no iba a cruzarse el charco para volver a su país con las manos vacías…. Papá decía que esto de conseguir votos consiste en darles unos jugosos “sobrecitos” a los comisionarios…. Y que claro, en eso a los americanos no hay quien les tosa…. Pese a todo, yo nunca dejé de tener fé en que Madrid sería la elegida… Y mira, ¡lo conseguimos! Yo quería que tú vivieras ésto, que vieras tu ciudad engalanada para recibir al mundo. Eso sí, nunca imaginé que además fueras a participar en la ceremonia de inauguración. ¡Qué emocionante! Manuel, mi vida, la esperanza es el hilo con el que se teje nuestro futuro, la arcilla que construye nuestros sueños… ¿Qué sería de nosotros sin ilusión? Madrid es una ciudad abierta, alegre, vital… muchas veces caótica y desorganizada, pero llena de gente capaz de luchar por sus sueños, como hicimos para conseguir ser hoy la sede olímpica. Mi vida, quiero que tú también tengas corazonadas, y que nunca dejes de creer en lo imposible. Porque si quieres, puedes conseguir todo lo que te propongas.”

“¿Y cuándo nos vamos? Venga mami, no te enrolles, que hoy es el gran día”
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